¡Yo sé dónde vive Dios! le dijo un nietito de cuatro años a su abuela. ¿Dónde? preguntó ella, con curiosidad. ¡En el bosque al lado de tu casa! contestó él.
Cuando la abuela le contó a su esposo sobre la conversación, dijo ¿Qué lo habría hecho pensar así? Yo sé, le respondió el esposo. Cuando fuimos a pasear por el bosque la última vez que nos visitó, le dije que, aunque no podemos ver a Dios, sí podemos ver sus huellas, por medio de lo que ha hecho. El abuelo le había dicho al pequeño mientras caminaban por la arena junto a un río: ¿Ves las huellas que estoy dejando? Si abuelito dijo el niño. De igual manera, cuando tú veas los animales, los pájaros, las mariposas, los árboles, las montañas, el río, las nubes, el cielo, son como las huellas de Dios. Sabemos que estuvo aquí porque podemos ver lo que hizo.
- El logos para los griegos
El termino LOGOS (en griego λóγος) significa verbo, palabra, razón, inteligencia, fue usado por primera vez por Heráclito. Este filósofo definió al Logos como la razón universal, él se refería a una ley cósmica que gobierna el mundo y el universo. Para Heráclito, el Logos tenía que ver con un poder, una fuerza activa creadora, la que unificaba y mantenía unida todas las cosas; se trataba de una entidad racional que estaba presente en cada organismo vivo de la naturaleza y del universo, pero no se trataba de un ser personal, se constituía en algo inalcanzable para el ser humano. En otras palabras, los griegos pensaban que todo era Dios y Dios era parte del todo, a este tipo de creencia se le conoce como Panteísmo.
- El Logos se hizo carne
Muy al contrario, cuando Jesús vino al mundo dio a conocer a la humanidad quién es Dios y cómo es él. Cuando el Apóstol Juan escribió su Evangelio, sus destinatarios fueron los griegos, razón por la que usó una palabra conocida para ellos, logos (verbo), les dijo: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.” Juan 1:1. Claramente les dio a entender que no se trataba de una ley cósmica, sino de alguien muy personal, y que además el Verbo estaba con Dios y era Dios mismo. Luego continuó: “Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.” Juan 1:2-3. Con esto, les dijo a los griegos que el Logos había creado todo, que la creación era totalmente diferente al logos, ya que él era quién le daba vida. Más adelante dijo: “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.” Juan 1:14. El Logos se identificó con los seres humanos, el Verbo se hizo carne, tomó nuestra forma humana para venir a buscarnos, porque la humanidad sin él estaba y está perdida, Isaías 53:6; Juan 1:11.
¿Cómo nos puede ayudar esta reflexión en medio de la pandemia? En que Dios quiere que usted sepa que no está solo, usted puede ver las huellas de Dios a su alrededor, tal como el abuelo le explicó a su nieto; además, él quiere que usted sepa que le ama, que muchas veces permite que cosas malas pasen a la humanidad como la pandemia, para que los humanos se den cuenta de lo pequeños que son, que aunque han jugado al papel de ser dioses, no lo son, somos seres finitos, somos seres dependientes, realmente todos dependemos de Dios, por ello Juan escribió: “En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.” Juan 1:4. ¡El Logos nos vino a buscar!
- Jesús es el Logos
El Logos o el Verbo es la Huella más clara de Dios, es el único que nos puede ayudar aquí en la tierra y por la eternidad. Él le puede ayudar con su enfermedad si usted le cree, y es el único que le puede salvar eternamente, pues lo único seguro que tenemos los humanos al 100% es la muerte, que por cierto no es el fin de la existencia humana, dice Hebreos 9:27 “Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio”. Para salvarnos, Jesús el Logos tomó nuestro lugar y pagó el precio de nuestro pecado, y enfáticamente dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” Juan 14:6.
¡Yo si se dónde vive Dios! Puedo sentir su presencia porque ¡Él vive en mi corazón! Y Dios también quiere que usted nunca se sienta solo, él quiere tener un espacio en su corazón. ¿Estaría dispuesto a escucharlo e invitarlo? Él dijo: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.” Apocalipsis 3:20. ¿Le invita a pasar?
Por: Lic. Félix Torres MTS